Mohammed Bouazizi, con tan solo veintiseis años, buscó definirse aquella mañana. Tuvo que sentir atormentado, la lluvia de ideas sobre su realidad.
Quizás él no no se imaginó el efecto dominó que generarían en el Medio Oriente sus actos, pero no cabe duda alguna de que de todas aquellas ideas que su mente engendró . Antes de rociarse el bidón de gasolina y prenderse fuego, iban destinadas a la idea fundamental del ser humano. La Libertad.
Al final, el resultado fue el más estricto y fiel a sus sentimientos. Un sentimiento que se había ahogado la tarde del día de ayer, en que preocupado, por no encontrar trabajo en su carrera de informático , se aferró a una carreta de frutas y verduras, y empezó la faena de lograr obtener 150 dolares al mes, para mantener a una familia de ocho miembros en su localidad Tunesina.
Todo iba bien , aparentemente, hasta que se le acercaron tres inspectores de la Municipalidad, y pidieron una cuota de soborno. Fue que Mohammed se rehusó y atinó a pedir que le dejasen vender. Ante esto, las autoridades forcejearon con él y terminaron por abofetearlo, confiscarle sus productos y escupirle en el rostro.
Aquella tarde en la mirada atónita de Mohhamed Bouazizi , mientras veía alejarse en una camioneta todas sus verduras y frutas, entendió que no había marcha atrás, que la palabra libertad no era incorrecta, ni mucho menos desacertada.
Llegó a casa y abrazó a su hermana Samya, un gesto de esos que se quedan tallados en el corazón de quien sabe que algo está a punto de suceder.
Fue entonces que al día siguiente se acercó a intentar colocar su puesto , con algunas verduras que le habían sobrado. Y nuevamente se acercaron a confiscarle lo que le quedaba, quizás en este preciso instante, Mohammed Bouazizi entendió lo que Roger Casement, en el Sueño del Celta .Lo que Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento, en Cien Años de Soledad . Lo que William wallace en los 200 metros a su muerte. Que sentido tiene vivir agobiado por un grado de represión tan fuerte, donde hasta sonreir está condenado, donde se sabe que el futuro está lleno de sentencias y de penas.
Viéndose en esta situación, alzó el bidón de gasolina y se bañó en aquél líquido que había empezado toda la desgracia en su país, cogió un fosforo y se predió fuego.
Entró en estado de coma y el 5 de Enero Falleció.
Algunas horas más tarde, se empezó una revuelta multitudinaria donde murieron aproximadamente cien personas, el pueblo había despertado , y harto de los burócratas corruptos, salieron a hacer patria con sus manos. Ante esta fuerte presión del pueblo hacia el estado, El presidente Zine Abidine Ben Ali Huyó y se refugió en Arabia Saudita. Tras este hecho se usó las nuevas tecnologías para convocar masas y esto sumado a la caída de las dictaduras a lo largo de todo el mundo árabe se empezó la llamada Primavera Árabe.
Todo empezó en los ojos de un hombre común y corriente, Mohammed Bouazizi, quien quiso ser alguien y al final... Logró serlo.
Y se marchó, y a su barco le llamó libertad.
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